Como dijimos en las pasadas columnas de Corazon Rojinegro, si Rudé salía adelante y enderezaba el barco, se lo íbamos a reconocer aquí.
Ligar 4 partidos consecutivos ganados no es fácil y eso hay que reconocerlo, pero ganar también en volumen de juego, en contundencia y en estilo de juego es aun más duro. Todos estos cambios se le han visto a Liga Deportiva Alajuelense en los últimos 4 partidos luego de los dos traspiés como local ante Santos y Sporting que despertaron las voces que pedía la salida del español del banquillo.
La tormenta se le vino al ibérico hace unas jornadas, era más que evidente que no la pasaba bien pero aceptaba la presión que lo redeaba. En conferencias de prensa Albert Rudé citaba que la clave para revertir todo era trabajar aún más y ponerse en "modo obsesivo" con tal de obtener resultados pronto. Y a mí parecer este trabajo se ha denotado en estos últimos 4 juegos, incluyendo dos remontadas consecutivas contra el Perez Zeledón y Cartaginés, además de dejar en el camino a Guadalupe y Guanacasteca.
Aún Alajuelense debe trabajar en no dejar verse sorprendidos cuando les anotan primero. En este campeonato en 8 de las 16 jornadas los rojinegros comenzaron perdiendo, pero al menos ahora se les ve posibilidad de contrarrestar revertir estas situaciones.
La evolución de Alajuelense es evidente, y va de la mano con el ascenso de Albert Rudé en el seno de la afición, pero aún sin tirar campanas al aire. Seguimos con la premisa de hace varias columnas atrás: Rudé aún nos debe un triunfo contundente contra rivales de más alta alcurnia, Saprissa y Herediano.
En manos de Alajuelense y de Rudé está la posibilidad por fin de darle una estocada a su archirrival, algo que le debe a la afición manuda, algo que no ha logrado desde su llegada al país. Este miércoles los rojinegros tienen en sus pies a posibilidad de convencer un poco más a su paciente afición.
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