La guerra entre Rusia y Ucrania ha vuelto a escalar de magnitud, pues como ya había sucedido en anteriores ocasiones, los bombardeos rusos se fijaron como objetivos otras zonas diferentes a las que originalmente habían albergado el conflicto armado iniciado en febrero de 2022. En esta ocasión el Kremlin dirigió sus ataques a la capital Kiev, además de Odesa y Kharkiv; esta última ciudad, ubicada al este del país ucraniano, se encuentra en la misma región donde está Poltava, el lugar donde se afinca el FC Vorskla Poltava, equipo del que hasta la semana anterior era parte el futbolista costarricense Fernán Faerrón. El exrojiamarillo y su familia debieron abandonar Ucrania, y ahora desde Polonia, relataron al diario ‘La Nación’ cómo cayeron diez bombas a tan solo tres kilómetros de donde vivían…
El desagradable caso de Faerrón es tan solo uno de tantos otros que han sufrido jugadores ticos en sus aventuras en el balompié del extranjero. Estos, en su momento cruzaron nuestras fronteras con la firme intención de hallar mejores oportunidades laborales para así buscar el bienestar de sus familiares, sin embargo, finalmente toparon con eventos bélicos, inseguridad, violencia y demás situaciones muchas veces peores que las vicisitudes que podían encontrar en Costa Rica. En el siguiente texto comparto con el estimable lector de everardoherrera.com algunos de esos casos…
Hernán Bolaños, un excelente delantero que tuvo el fútbol nacional en los años 30, llamaba la atención porque del mismo modo que siempre andaba buscando vulnerar las porterías rivales, además quería instruirse en la universidad. Al no existir ninguna en Costa Rica en aquella década, lo intentó en Cuba, mas el destino se encargaría de hacerle ver que en la isla no sería posible.
En 1930 Bolaños arribó allá como refuerzo del club Fortuna, al tiempo que planeaba matricularse en la prestigiosa Universidad de La Habana. Sin embargo, la suerte terminaría dándole la espalda, pues para el preciso momento de su arribo a tierras cubanas prevalecía una pesada situación social en la que el pueblo, y especialmente los estudiantes universitarios, se habían lanzado a las calles a manifestarse en contra de las medidas autoritarias del gobierno dictatorial del General Gerardo Machado; este, como represalia, ordenó el cierre de aquella casa de estudios, en una muy desafortunada pero típica acción de las tiranías como la suya.
Tres años después el nacional volvería a visitar ese país, ahora en compañía de su hermano Óscar y de Guillermo Elizondo -padre del gran Walter Elizondo-, los tres reforzando al conjunto chileno Audax Italiano; empero, el panorama que hallaron era mucho peor: una enorme huelga de brazos caídos y revueltas populares tenían paralizado el comercio habanero. De hecho, cartas de los futbolistas audinos hacia sus familiares daban cuenta de cómo era frecuente escuchar disparos en las calles, lo cual los obligaba a regresar inmediatamente al hotel donde se hospedaban, el Nuevo Hotel Luz. Este, valga acotar, no era parte de la huelga pues era propiedad de un alto miembro de las fuerzas armadas, allegado al gobierno del recién nombrado presidente Carlos Manuel de Céspedes.
La guerra civil española de 1936 también terminaría afectando a jugadores costarricenses. Y es que para el momento en que se desató el peor conflicto bélico de la España moderna, Alejandro Morera era ficha del Hércules de Alicante, mientras que Jorge Quesada y Jorge Dávila, del Español de Barcelona. ‘El Mago del balón’ se encontraba de vacaciones en Hungría, y al enterarse de lo que estaba sufriendo la península ibérica, especialmente la noticia del asesinato de su entrenador Manuel Suárez de Begoña a manos de los escuadrones de la muerte que pululaban en aquella disputa, decidió no retornar a España y más bien se dirigió a Francia.
Los dos Jorges españolistas, por su parte, permanecieron un breve tiempo más en ‘la Ciudad Condal’, a la espera de que concluyera la guerra, pero al comprender que eso estaba lejos de ocurrir -incluso la liga de primera división ya había sido suspendida-, también se encaminaron a tierras galas.
Legionarios en zonas de conflicto. A Hernán Bolaños y Jorge Dávila el destino los colocó en difíciles momentos de la historia: el primero arribó a Cuba en 1930, justo cuando la población civil y especialmente los estudiantes se habían lanzado a las calles como medida de protesta contra el dictador General Gerardo Machado (arriba). Dávila, por otra parte, debió interrumpir su aventura por el fútbol ibérico debido a la guerra civil propiciada en 1936 por el General Francisco Franco en contra del gobierno democrático español (abajo).
En 1943 José Rafael ‘Fello’ Meza intentaba hacerse campo en la prestigiosa liga argentina, por mucho la mejor del mundo en ese tiempo, dada la situación bélica que enlutaba al planeta al otro lado del Atlántico. Entonces, hubo un evento de suma importancia para la nación che: el golpe de estado de junio de ese año, conocido como ‘la Revolución del 43’, que acabó con una dictadura que contabilizaba 13 años en el poder. Si bien ‘el Maestro’ no sufrió mayor afectación, pues los eventos se llevaron a cabo sin involucramiento de la población civil, y en el caso de la máxima categoría ni siquiera sufrió suspensión alguna, él fue testigo de un hecho de suma trascendencia para Argentina, y que permitió los primeros acercamientos a la vida política del Coronel Juan Domingo Perón en ese país.
Aunque su nombre no es muy conocido en Costa Rica, Harry Bonilla corresponde a una interesantísima figura que supo combinar el balompié y su trabajo como piloto de la fuerza aérea estadounidense al servicio de la OTAN. Formado en las divisiones inferiores de la Gimnástica Española, Bonilla viajó con su familia a residir a Cuba en los años 30, donde empezaría a jugar profesionalmente.
Posteriormente se marcharía a EEUU, y allí aprendería a pilotear aviones, por lo que tendría participación destacada en la Segunda Guerra Mundial, con combates en Guam, Mindanao y otros territorios filipinos, así como sus siguientes labores en la ocupación de Japón y en el ‘puente aéreo’ en Alemania Oriental en 1948. Este último consistía en volar y atravesar las fronteras de la ciudad de Berlín, que había sido bloqueada por el presidente soviético Iósif Stalin, para desde las alturas dejar caer víveres y medicinas.
En ese tiempo que le tomó tal tarea, el tico aprovechó para sumarse al Eintracht Frankfurt; sin embargo, aunque se le incluye en listados de legionarios, no existen registros oficiales de alguna incorporación suya a las filas de ‘las Águilas’. El desaparecido periodista don Fernando Naranjo, eso sí, afirmó haber visto fotografías que lo prueban, que le fueron mostradas en una visita al hogar de Harry Bonilla, lo cual hace pensar que el tico habría probado con el primer equipo, o bien, jugado para el conjunto reservista.
Si de revueltas populares se trata, qué mejores ejemplos que lo sucedido en Cuba en 1959 y Venezuela en 2016. En la isla, Fidel Castro comandó la revolución cubana que acabó con la dictadura del General Fulgencio Batista, cuyos atropellos y represión en contra de la población incluso le estaban empezando a minar su apoyo de EEUU. José Antonio ‘Pipa’ Cordero y Jorge Dávila eran futbolistas costarricenses retirados que se habían quedado a vivir allá; una vez consumada la revolución, estando ambos sanos y a salvo, prefirieron regresar a nuestro país.
En la tierra de ‘los chamos’, por su parte, la gente se cansó del desabastecimiento en el mercado local y se lanzó a las calles a protestar. La situación era tan apremiante que terminó detonando saqueos e inseguridad. El volante puriscaleño Carlos Hernández jugaba en ese tiempo para el Aragua FC, y aunque su club se encargó de brindarle las mejores condiciones (vehículo, buen salario y hospedaje en una torre de apartamentos en Maracay), confesó que era muy peligroso andar en la calle después de las 6 pm.
El Salvador en los años 60 también era un lugar para pensárselo dos veces… En esa década hubo algunos ticos jugando en clubes cuscatlecos, entre ellos Álvaro Cascante, quien actuó para el Águila de San Miguel y Sonsonate, y Guido Alvarado con el Alianza. Varios intentos de golpes de estado alteraron el tránsito seguro, por lo cual, tal como en su momento lo describieron ambos, eran comunes los retenes en las vías más alejadas. Asimismo, Alvarado permanecía en tierras salvadoreñas cuando estalló la famosa ‘Guerra del Fútbol’ en julio de 1969, que algunos quisieron endosar a la serie de eliminación directa rumbo a México 70 entre Honduras y El Salvador. Lo cierto es que los hechos castrenses se produjeron en la frontera entre ambos países, y aunque demoró tan solo cuatro días, cargó de preocupación al nacional, celador personal de Pelé tres años antes en un amistoso escenificado en el Estadio Flor Blanca.
Y ya que mencionamos Honduras, el país catracho no escapa de la difícil situación de inseguridad. Tal como se describió en un artículo publicado en este mismo espacio en marzo del año anterior, en 1994 Alfredo Whitaker y el finado Edwin ‘Sarapiquí’ Salazar fueron testigos de una discusión entre el taxista que los llevaba a un entrenamiento del Vida, y el conductor de otro carro. El chofer de la unidad de servicio público desenfundó una pistola que apuntó contra la integridad de su oponente con el fin de amedrentarlo, ello al puro frente de Whitaker, que viajaba en el asiento delantero. La anécdota la contó ‘Sarapiquí’, quien agradeció que el otro conductor siguiera su camino en lugar de responder de la misma forma a la amenaza…
En el tema de secuestros, José Manuel ‘Chinimba’ Rojas y Donny Grant pueden dar fe de qué tanto les afectó eventos de tal índole. El oriundo de Barrio México vio cómo se esfumó su oportunidad de vincularse al Atlas de Guadalajara en 1975, pues cuando realizaba una prueba con el elenco rojinegro fue secuestrado el presidente del club, Antonio de la Torre. El jerarca atlista estuvo privado de su libertad durante mes y medio, tiempo en el que el directivo que lo sustituyó no dio el aval al fichaje de ‘Chinimba’, quien debió redirigir su rumbo y viajó al balompié venezolano.
En el caso de Grant, al final de una reunión con el jerarca del FAS de El Salvador, Reynaldo Valle, fue testigo de un intento de secuestro de este: tres hombres fuertemente armados empujaron a unos futbolistas santanecos y tomaron a Valle e intentaron llevárselo contra su voluntad, pero fue liberado rápidamente por unos agentes de seguridad. Tan impresionante evento ocurrió en agosto de 2001, una semana antes del debut oficial del guardameta caribeño en la primera división cuscatleca.
Dos casos más lamentables los vivieron Fernando Patterson y Jorge Gatgens, ambos en Guatemala. En febrero de 2011 Patterson acababa de cumplir 41 años de edad y quemaba sus últimos cartuchos en el fútbol, concretamente en el Xinabajul de la máxima categoría chapina, cuando a la nómina fue sorprendida por la noticia del asesinato del vicepresidente del club, Carlos Noé Gómez. Dos pistoleros lo esperaron a la salida de la sede de la Asociación Departamental de Huehuetenango, donde Gómez había estado realizando trámites del equipo, y lo acribillaron.
Gatgens, por su parte, en agosto pasado vio como unos sicarios que se hicieron pasar por agentes de la Policía Nacional Civil y la División Especializada en Investigación Criminal interrumpieron el almuerzo del plantel del cuadro San Pedro (segunda división) y se llevaron al director técnico, Julio Ariz ‘el Loco’ Leiva, a quien ultimaron en el parqueo. Ambos hechos ocurrieron en el departamento de Huehuetenango, al noroeste de la nación chapina, cerca de la frontera con México.
Dramática experiencia de Gatgens en Guatemala. Jorge Gatgens, exseleccionado nacional y en su momento jugador de LD Alajuelense, vivió una aterradora experiencia hace ocho meses en Huehuetenango, cuando fue testigo del asesinato de su entrenador, Julio Ariz Leiva, a quien unos sicarios se llevaron del almuerzo con sus futbolistas, y acabaron con su vida instantes después. En la imagen dos compañeros del tico y dos policías custodian el cuerpo del timonel del equipo San Pedro.
Si bien la muerte del capo de la droga en Colombia, Pablo Escobar, terminó de enterrar al Cártel de Medellín, la situación bélica en tierras cafeteras continuó cargando de inseguridad a la ciudadanía, que seguía sufriendo secuestros y explosiones de bombas a cargo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Así lo experimentaron Rolando Fonseca y su familia en Cali en 1997, cuando una fuerte detonación retumbó cerca de su hogar. El hecho, atípico para la sociedad tica, seguramente habrá influido en su decisión de dejar ese país y retornar a Costa Rica.
A Yosimar Arias el peligro lo anduvo rondando en su etapa de ‘legionario’: Primero fue en México en 2011, y luego en El Salvador en 2017. En el primer caso, al fichar para el equipo Dorados de Culiacán, ‘la Güereja’ pasó a residir en una de las zonas más peligrosas de la nación azteca, donde el narcotráfico desde hace años se encuentra completamente afincado y todo el tiempo está cobrando vidas en unas estadísticas que asustan. De hecho, en una ocasión el originario de Sámara salió una mañana de su vivienda para dirigirse a un entrenamiento, y con suma consternación advirtió cinco cadáveres que el cártel de la zona había colgado en dos puentes, en claro mensaje a la población local. Tan espeluznante hallazgo fue parte de un cruento fin de semana en el que fueron asesinadas 37 personas en esa conflictiva región.
En tierras cuscatlecas, por otra parte, el peligro fue de mayor inminencia para Yosimar. Siendo jugador del Sonsonate, acostumbraba visitar el mercado local, hasta que una vez fue rodeado en ese lugar por miembros de la mara que posiblemente interpretaron como una amenaza los tatuajes del jugador; Arias narró que no le creyeron que fuera un futbolista profesional, por lo que lo amenazaron y le advirtieron que se fuera de la ciudad, lo cual haría unas pocas semanas después, en compañía del también costarricense Johan Condega.
Volviendo a las guerras: Aunque Italia 90 parecía augurar una gran temporada europea para Hernán Medford y Ronald González en el Dínamo Zagreb de Yugoslavia, finalmente la inminencia del conflicto armado que enlutaría y dividiría al país balcánico terminaría estropeando sus planes. Los ticos, a quienes ya les habían advertido de la situación que se avecinaba, prefirieron dejar el fútbol yugoslavo luego de seis meses y se enrumbaron a Austria. Tiempo después se desataría la Guerra de los Balcanes, que en una década de duración terminaría costándole la vida a 25 mil personas.
A quienes no les dio tiempo de huir y evadir la guerra antes de que iniciara fue a Mayron George y Rachid Chirino, quienes jugaban respectivamente para el FC Beitar Jerusalem y el Maccabi Netanya de la primera división israelí en octubre de 2023. En ese momento una incursión del grupo terrorista Hamás por territorio israelí asesinó a 1139 personas, lo cual generó la respuesta de Israel, y con ella detonó una guerra, que si bien tiene décadas de existir, alcanzó mayor gravedad cuando el gobierno de Benjamín Netanyahu inició un sistemático exterminio en la Franja de Gaza, en una determinación condenada por gran parte de la comunidad internacional; de hecho, ayer mismo inició el correspondiente juicio en la Corte Internacional de Justicia en La Haya.
Los costarricenses, temerosos de los constantes ataques explosivos con drones, decidieron dejar Israel. George se marchó temporalmente a París, al tiempo que Chirino lo hizo a Chipre. Una vez que el peligro para los israelíes aminoró, fue posible la vuelta de ambos al balompié de ese país; Mayron George continúa jugando para ‘los Leones capitalinos’, mientras que Rachid Chirino regresó a Costa Rica y se vinculó al Deportivo Saprissa, y luego a préstamo con San Carlos.
Y estos fueron 20 casos de ‘legionarios’ ticos que vivieron peligrosas situaciones bélicas en el exterior. Así como Fernán Faerrón hoy podrá contar su historia a sus familiares y amistades, los demás también lo habrán hecho. Todos ellos en su momento partieron cargados de ilusión, pero desgraciadamente se toparon, a muchos kilómetros de distancia, con lo peor del ser humano, como lo son las balas y la dinamita utilizadas para acabar con la vida. Eso sí, a modo de consuelo pueden jactarse, o más bien agradecer, de poder contarla… ¡Pura vida!
* El autor Esteban Guevara es historiador de fútbol costarricense y responsable de la página de Facebook Gol de Camerino; pronto estará publicando el libro Nuestros primeros legionarios. Futbolistas ticos en el mundo 1875-1990.
** Un agradecimiento a Bertony Robinson y Leonardo Adams por sus aportes para este artículo.