Llegó el día más temido para Gerard Piqué. Su declaración en el juicio del caso Supercopa.
El exfutbolista, quien ha venido a Miami para hacerse cargo de sus hijos mientras Shakira está de gira, está siendo investigado ya que su empresa fue una figura clave en la negociación entre la Federación Española de Fútbol y la entidad saudí Sela Sports. Acuerdo que presenta "posibles irregularidades".
Según los informes, se pactó una prima de cuatro millones anuales para la empresa de la que es socio fundador, Kosmos, y también lo era entonces, aunque todavía estuviera jugando en el Barcelona. Lo que ha pasado en el Juzgado de Primera Instancia al que acudía Piqué, ha sido insólito e inesperado para muchos, pues muy pocas veces, por no decir nunca, se le ha visto así.
Llegaba puntual a las 9 de la mañana y reunía todos los micrófonos de los diferentes medios que le esperaban. Vestido de traje, evitó en todo momento dar declaraciones. Igual a su salida, a las 12 del mediodía. Su única conversación ha sido con la juez, la fiscal y su abogado,
En su defensa, Piqué ha confirmado la firma de ese contrato, defendiendo la absoluta legalidad del mismo. Lo que ha traspasado las puertas de esa sala y han contado algunos de los allí presentes, es un momento inesperado protagonizado por el exjugador.
En su última declaración antes de abandonar la sala, Piqué le ha confesado a la jueza que está sufriendo mucho y que el caso ha influido para mal en su reputación. Algo que le ha llevado inmediatamente a las lágrimas.