Desde la patria de Rubén Darío, de lagos y volcanes, el mejor periodista deportivo de Centroamérica escribe al cumplir 81 años y nos deja con el corazón en la mano.
Lo respeto y admiro al talentoso nicaragüense Edgar Tijerino Mantilla que se da una ducha de realidad para su 17 de febrero.
Lo conocí en 1986 en unos Juegos Deportivos Centroamericanos y me di cuenta que por cultura, conocimiento y apertura, era una luminaria y luego sólo lo ratifiqué con el paso de los años.
Edgar Tijerino frente a todos
Nos escribe crudamente desde su block de facebook:
81 AÑOS…¿CÓMO TE SIENTES?
16 Febrero del 2025
Ninguna vejez es placentera. Con o sin facilidades, sin tiempo obligado, libre de compromisos, te convences que ya no puedes hacer lo que antes hacías y que ahora eres más dependiente de los otros… Tienes que resignarte a manejar con los dolores. Se trata de un inevitable acercamiento y una coexistencia con la soledad, al mismo tiempo, un abrazo cada vez más grande con el pasado, mientras el presente te aprieta cerrándote espacios, y no tienes claro ni un centímetro sobre tu futuro aún siendo alumbrado por luces de neón.
Ninguno de nosotros nace pretendiendo llegar a los 81 años derribando dificultades, lo cual, cada nuevo día es más difícil. Se dice que Jesucristo vivió 33 años. Quizás la edad ideal para realizar una misión en la vida. Alejandro murió a los 33, largo de los 81. Considerando que nuestro paso por esta vida es como viajar en una montaña rusa, podemos sentirnos realizados de acuerdo a diferentes pretensiones apegadas a la realidad, o haber quedado en deuda respecto a nuestras capacidades.
Mañana es el día de mis 81 años. No me siento bien. Hace poco salí de una hospitalización y tendré que “celebrarlos” comenzando el día con una larga revisión médica. Tu corazón necesita fortalecerse me dice el Dr. Álvaro Morales mientras elabora una receta; y hay que cuidar los riñones, y los pulmones. Tambaleas un poco o quizás mucho al levantarte. Te cansas y sigues, pero es obvio que no eres lo que fuiste, te encuentras cada día más cerca del fin, como apunta su libro Ernesto Sabato.
Así que, lo mejor es un tomar un baño de realidad cada día. Nuestra utilidad se ha deteriorado irreversiblemente, y aunque tratamos de aferrarnos a un optimismo encorvado con barbas y bastón, yo no se mañana. Como apunta Séneca, uno de los grandes estoicos: hay que vivir cada día como si fuera el último de nuestras vidas…¿Qué otra cosa podemos hacer?. Siento, que el recorrido de este año, corto o largo, será muy difícil.
Eso sí. Llegar a los 81, significa haber vivido.