En Chile, la Universidad Católica daba tumbos y marchaba en la mitad de la tabla, un panorama muy diferente al vivido en las dos campañas anteriores, en las que había terminado campeón y subcampeón. Aunque la nómina 'cruzada' reunía a muy buenos elementos, entre ellos los seleccionados locales Nelson Tapia, Javier Margas, Miguel Ramírez, Nelson Parraguez y Fernando Cornejo (todos ellos al mes siguiente estarían presentes en el Mundial Francia 98), no encontraba el rumbo y veía cómo el torneo se convertía en una disputa entre Colo Colo y la Universidad de Chile.
Así las cosas, la dirigencia de 'la Cato' consideró que debía reforzar al club con una figura de renombre en el balompié sudamericano, y fijó su mirada en el talentoso volante colombiano del Miami Fusion, Carlos Alberto Valderrama, con quien empezó un tira y encoge para tratar de convencerlo de cambiar el cálido Miami por el más gélido pero moderno Santiago. Para concretar el fichaje del 'Pibe', quien a sus 36 años se encontraba disputando su tercera temporada en la MLS, el cuadro chileno debía desprenderse de uno de sus cuatro futbolistas extranjeros, que en ese entonces eran los argentinos David Bisconti y Ricardo Lunari, el brasileño Marco Antônio Lemes ‘Caté’ y el costarricense Alonso Solís…
Bisconti y Lunari contaban respectivamente con 29 y 28 años de edad, es decir, eran piezas que le aportaban experiencia al plantel, y en el caso del segundo, era un "viejo conocido de la casa" pues desarrollaba su tercera etapa con la Católica. Caté, por su parte, aunque era más joven (24) que sus compañeros ches, tenía a la afición en el bolsillo, pues su juego desequilibrante en la ofensiva animaba cada presentación del equipo; además, tenía un bicampeonato en la Copa Libertadores, de cuando había actuado para el Sao Paulo.
Con respecto a nuestro compatriota, poseía una enorme técnica individual que en octubre de 1997 había convencido al cuerpo técnico de la U Católica de solicitar su cesión a préstamo. En aquella oportunidad 'el Mariachi' derrochó fútbol y florituras en la gramilla del viejo Estadio Nacional, e incluso consiguió un gol para ayudar al triunfo de Saprissa 2-1 ante los visitantes chilenos. Fue así como en enero de 1998 la promisoria figura morada se enroló en el cuadro ‘cruzado’.
La participación de Alonso, sin embargo, empezó a ser un tanto limitada por cuanto su técnico Fernando Carvallo no lo utilizó para los encuentros de la Libertadores; tan solo lo empleaba en amistosos y en la liga de primera división, algunas veces como titular, y muchas otras como variante. Eso sí, hay que destacar el hecho de que el nacional siempre sabía aprovechar sus oportunidades, pues cuando recibía minutos exhibía un muy buen nivel con el que apoyaba en el ataque a sus compañeros.
Sin embargo, dada la mala campaña que estaba teniendo el club -y este es un imponderable con el que muchas veces deben lidiar nuestros 'legionarios'-, la prensa chilena empezó a especular, y pronto el señalado empezó a ser el novel centroamericano de 19 años, quien se esperaba dejara las filas ‘cruzadas’ para poder fichar a Valderrama una vez que el cafetero regresara de Francia 98, su tercera copa mundial consecutiva…
Al final el destino sacudiría completamente los planes de 'la Cato': Bisconti, Lunari y Caté terminaron marchándose al balompié europeo, y aunque Alonso Solís iba a ser el único de los extranjeros que se mantendría en el plantel, una lesión en su hombro obligó su retorno a Costa Rica para someterse a una cirugía, ello en junio, a mitad del año de préstamo pactado con los morados. Y para peor de males, 'el Pibe' prefirió renovar con la MLS, por lo que su valor superó los $3 millones, una cifra imposible para las limitadas arcas de los cuadros chilenos en aquel tiempo.
Hoy 'el Mariachi', copresentador del programa VIS10N, debe recordar con mucho orgullo su aventura en uno de los mejores equipos sudamericanos de los años 90 (subcampeón de América en 1993). De hecho, el propio Solís en algún momento afirmó que le tomó años llegar a dimensionar el equipazo del que formó parte… Y bueno, además de eso puede sacar pecho porque hace 26 años, cuando algún sector de la prensa chilena quiso verlo como moneda de cambio para que llegara Carlos Valderrama a la Universidad Católica, finalmente siguió contando con la confianza de 'los cruzados', y su salida se debió a otra razón, una desafortunada lesión…
Bien por Alonso, pues con edad juvenil recibió una excelente oportunidad de aprendizaje que le serviría para el resto de su carrera profesional, y que pondría en práctica en las filas tibaseñas, en la Selección Nacional, así como en sus siguientes experiencias como 'legionario'. ¡Pura vida!
* El autor es historiador de fútbol costarricense y responsable de la página de Facebook Gol de Camerino; pronto estará publicando el libro Nuestros primeros legionarios. Futbolistas ticos en el mundo 1875-1990.