¿Cómo puede ser que algunas de las empresas más valiosas del mundo y en las que todo el mundo quería trabajar de repente empiezan a ir todas mal económicamente y a despedir a miles de empleados de sus plantillas?
Pues así es precisamente el terremoto que vive el sector de la tecnología en los últimos meses y semanas en forma de problemas económicos y despidos sin precedentes, que afectan incluso a los gigantes o big tech.
Microsoft, una de las compañías más importantes del sector y que se resistía a los despidos, se ha rendido a la evidencia y su CEO, Satya Nadella, ha confirmado despidos el miércoles: 10.000 empleados de la compañía estadounidense se quedan sin trabajo.
Lo mismo le ha sucedido a Google: una de las empresas con fama de cuidar más a sus empleados anunció el pasado viernes el despido de 12.000 empleados, el 6% de su plantilla total, y el comienzo de una transición para asegurar su futuro a nivel económico.
Este movimiento, que no tiene precedentes en la historia de ambas multinacionales, sí que los tiene en el resto de compañías del sector tecnológico, y no hay que irse más que unos meses atrás, con la salida de 18.000 personas de Amazon o los 11.000 despidos de Meta.
Ante de nada, es importante ver de dónde venimos. Algo para lo que resulta especialmente útil el Nasdaq 100, es decir, el índice bursátil de las tecnológicas y empresas de telecomunicaciones de Estados Unidos.
"Apostar por el crecimiento de las grandes tecnológicas ha sido el lema que ha definido el régimen de inversión posterior a la crisis financiera mundial", según destaca Trevor Noren, estratega de inversión temática en Wellington Management en un comentario reciente.
Y esto es algo que apoyan los datos. En 2011, las 5 mayores empresas del índice S&P 500 representaban poco más del 10% de la capitalización bursátil total de este mercado. El pasado año 2022, los gigantes del sector de la tecnología –Apple, Amazon, Microsoft, Google y Meta– representaban más del 24% de este índice.
Esto no ha sido casual, sino que ha tenido un aliado inesperado: la pandemia de COVID-19. Su llegada hizo depender a las empresas de todo el mundo de las tecnológicas para seguir funcionando, bien sea en forma de comercio electrónico o de soluciones de digitalización. Una desconocida plataforma de videollamadas, Zoom, se convierte de repente en un gigante.
Y el sector crece más que nunca.
En enero de 2020 el Nasdaq 100 ronda los 9.000 puntos en el mundo prepandémico. En 2021, en el mes de noviembre el índice de las tecnológicas alcanza su dato más alto: 16.573 puntos. Pero no se volverá a repetir.
Con el fin del efecto de la pandemia en la economía, llegan los problemas. 2021 es un año tan bueno que, cuando comienza 2022 con la guerra de Ucrania debajo del brazo, toda comparación pasa a ser realmente mala. Y también terminan muchas de las medidas de restricción sanitaria que catapultaron al sector.
Y con esto llega una caída generalizada en las tecnológicas en las bolsas y una pérdida en los beneficios, y en algunos casos también en los ingresos, de las compañías más grandes de la industria.
En el caso concreto de Microsoft, la empresa ha perdido más de un 23% de capitalización bursátil en el último año. Sus ingresos siguieron creciendo en 2022 gracias al auge de sus servicios en la nube –+11% en el tercer trimestre–, aunque su beneficio neto sí que ha ido bajando –8% menos en sus últimos resultados.
La caída de Google aún es más grande: se ha dejado un 30% de su capitalización en solo un año. Sus últimos resultados muestran que, a pesar de que su facturación ha aumentado en 2022, no lo han hecho sus beneficios, que han caído un 8,3%, 13,6% y 26,5% en el primer, segundo y tercer trimestre.
Desde noviembre de 2021, el Nasdaq 100 ha ido cayendo de forma progresiva, y hoy se encuentra en torno a los 11.000 puntos, sin visos de remontar a corto plazo. La inflación generalizada reciente se alza como gran enemigo.
"¿Continuará ese dominio de la rentabilidad en este nuevo régimen inflacionista? Cada vez hay más pruebas, tanto cíclicas como estructurales, de que la respuesta es probablemente no", predice Wellington Management.
Pese a todo, lo cierto es que no todos los datos del mercado son negativos. Y que puede que la caída de las tecnológicas finalmente no sea tal o, al menos, que sea menor que la de la media de sectores.
Una proyección de Gartner sugiere que en 2023 el gasto mundial en tecnologías de la información (TI) crecerá un 5,1%, alcanzando los 4,6 billones de dólares.
"Somos conscientes de que es probable que se produzca una recesión, somos conscientes de que es probable que se reduzcan los presupuestos, pero [la inversión en tecnología] es una partida que en la mayoría de los casos –especialmente para las grandes empresas– no se puede recortar demasiado", sostiene Noren.
Al mismo tiempo, el índice tecnológico Nasdaq 100, que representa al sector tecnológico, había caído más de un 30% en 2022, frente a la caída del índice S&P 500 de aproximadamente un 20%.
Pese a esto: hay una gran compañía que no ha despedido personal en 2022 y lo que llevamos de 2023: Apple.
La creadora del iPhone, de hecho, ha crecido en los 2 últimos años y su plantilla es un 20% mayor según los datos disponibles, que la sitúan en 164.000 personas, 27.000 puestos de trabajo más que a finales de 2020.
En una entrevista reciente de su CEO, Tim Cook, en la cadena CBS, ha admitido que en la compañía están siendo "muy cuidadosos" en las contrataciones por la incertidumbre económica, pero que no se ha dejado de contratar.
Aún quedan muchas incógnitas por definir en el 2023 en el sector de la tecnología, que tendrá que afrontar retos importantes, y los despidos solo son uno de ellos, aunque expertos como José Antonio Cano, analista de IDC, destaca que "dentro del sector TIC sigue habiendo demanda de profesionales" y que se tardan incluso meses en cubrir puestos técnicos.
Pero hay que añadir también otros retos importantes como las ventas de productos, que bajaron en 2022 por la inflación y que se enfrentan a una posible recesión en 2023, si los ingresos seguirán creciendo y un crecimiento sostenido de la inversión en servicios TIC relacionados con la digitalización.
Lo que queda claro es que el terremoto que comenzó no para de tener réplicas. Y que las pocas compañías que no han hecho despidos todavía, como Apple, puede que sigan los pasos de Microsoft y Google dentro de poco. Porque a día de hoy parecen meras excepciones al fin de la época de las vacas gordas en la tecnología global.
Fuente: businessinsider.es