Los derivados del compuesto de talidomida provocan la muerte de las células cancerosas resistentes.
La molécula, indicada para aplacar las náuseas matutinas en mujeres embarazadas (sin haber sido probado en este grupo) fue aprobada en muchos países a partir de 1950, y prohibida dos décadas después por provocar graves malformaciones en los bebés, como acortamiento de extremidades, problemas auditivos y visuales (estrabismo), lesiones en varios órganos y desarrollo deficiente de la columna vertebral que provoca baja estatura.
Las estadísticas de la época mostraban que, en los bebés llamados talidomídicos, la tasa de mortalidad alcanzaba casi el 40% debido a graves malformaciones internas.
Con este pasado tan tubio, difícilmente podría esta sustancia tener ninguna otra oportunidad. Sin embargo, y contra todo pronóstico, la ciencia ha conseguido rescatarla y demostrar su potencial frente al cáncer. Varias investigaciones han demostrado que la talidomida inhibe el crecimiento de los vasos sanguíneos y, por tanto, es potencialmente adecuada para cortar el suministro de nutrientes a los tumores. También ha resultado muy eficaz en el tratamiento del mieloma múltiple, un tipo de tumor maligno de la médula ósea.
"Ahora sabemos que la talidomida es lo que se denomina un 'pegamento molecular'", explica el doctor Xinlai Cheng, del Instituto de Química Farmacéutica de la Universidad Goethe de Fráncfort (Alemania). "Esto significa que es capaz de agarrar dos proteínas y juntarlas". Esto es especialmente interesante porque una de estas proteínas es una especie de 'etiquetadora': pega a la otra proteína una etiqueta inconfundible que dice 'residuo'", ha explicado, según recoge Ep. El sistema de eliminación de residuos de la célula reconoce esta etiqueta: agarra la molécula de proteína marcada y la tritura. "Es precisamente este mecanismo el que explica los diferentes efectos de la talidomida". "Dependiendo de qué proteína esté marcada, puede provocar malformaciones durante el desarrollo embrionario o bien acabar con células malignas", ha dicho.
Este mecanismo abre grandes posibilidades para la medicina, porque las células cancerosas dependen de ciertas proteínas para sobrevivir. Si estas se pudieran atacar y destruir sistemáticamente, sería posible curar la enfermedad.
Asimismo, los investigadores probaron los derivados de esta molécula en moscas de la fruta con células cancerosas. La tasa de supervivencia de las moscas así tratadas fue mucho mayor. Sin embargo, Cheng advierte que no hay que hacerse demasiadas ilusiones, ya que estos resultados no dejan de ser investigación básica. "Aunque demuestran que las moléculas modificadas de talidomida tienen un gran potencial terapéutico, aún no podemos decir si realmente se demostrarán en la práctica en algún momento", ha concluido.