En los últimos días, Gary Lineker, leyenda de la Selección de Inglaterra y actual periodista de la 'BBC', lanzó una serie de críticas contra el plan del Gobierno Británico de negar el asilo a los migrantes que llegaran al Reino Unido por medio de embarcaciones pequeñas vía marítima.
"Recibimos muchos menos refugiados que otros países europeos. Se trata de una política inconmensurablemente cruel dirigida a las personas más vulnerables, en un lenguaje que no es diferente al utilizado por Alemania en los años 30", manifestó el ex delantero a través de su cuenta de Twitter.
Estas declaraciones desataron mucha polémica en el Reino Unido. Muchas personas lo apoyaron a través de las redes sociales, mientras que una gran cantidad de ciudadanos británicos comenzaron a criticarle por sus dichos, a tal punto que algunos incluso han pedido que le quitaran el trabajo en los medios de comunicación.
"Estoy decepcionada, obviamente. Creo que no es útil comparar nuestras medidas, que son legales, proporcionadas y, de hecho, compasivas, con la Alemania de la década de 1930... Sus declaraciones son irresponsables", manifestó Suella Braverman, nueva ministra del Interior de Reino Unido, quien podría provocar el despido quien fuera el goleador del Mundial de México 1986.
Lejos de echarse hacia atrás, Lineker publicó un segundo mensaje en su cuenta de Twitter en modo de agradecimiento para aquellas personas que lo han apoyado en medio de las innumerables críticas que recibió en las últimas horas por esta cuestión.
"Es genial ver a los defensores de la libertad de expresión salir con fuerza, exigiendo silencio de aquellos con quienes no están de acuerdo. Yo por mi parte seguiré intentando hablar por esas pobres almas que no tienen voz", sentenció el ex delantero.
La corporación pública británica tiene pautas de comportamiento muy estrictas respecto al uso que sus periodistas pueden hacer de las redes sociales, pero el caso de Lineker, un colaborador que no trabaja en la redacción informativa, es más difícil de gestionar.
Una ola de diputados y de columnistas conservadores se ha lanzado contra sus comentarios, y muchos de ellos han regresado a los argumentos tradicionales contra la leyenda del fútbol británico e internacional: recuerdan su patrimonio multimillonario, le acusa de pertenecer a una “izquierda caviar” (champagne labour, en la jerga británica, o laborismo de champán), y le recomiendan, con un tono que resulta objetivamente tan condescendiente como el que ellos denuncian de Lineker, “que se atenga a hablar de fútbol”.